SOBRE MI

¡Hola! Me llamo Verónica Gallego y soy fotógrafa de instantes, sonrisas y emociones.

Empecé a tomar fotografías hace veinte años cuando vivía en Los Ángeles, California. Aterricé en Hollywood con el objetivo de estudiar Producción de Cine y Televisión. En el último año de la carrera descubrí mi pasión por la fotografía y mientras terminaba mis estudios de producción empecé a formarme en fotografía asistiendo a diversos cursos de iluminación, cuarto oscuro….

Durante seis meses trabajé en en una tienda de alquiler de equipo fotográfico profesional. Allí conocí a muchos fotógrafos de talla internacional, que me ofrecieron trabajo como ayudante y me enseñaron mucho de lo que hoy en día sé sobre fotografía. Trabajar mano a mano con profesionales de la envergadura de Annie Leibovitz o David Lachapelle, entre otros, fue un auténtico privilegio. Junto a ellos realicé todo tipo de fotografías para todo tipo de publicaciones y usos: moda, celebrity, grupos musicales, producto, editorial, posters para películas, retrato, bodas… y a personalidades tales como Michael Jackson, Quentin Tarantino, Cameron Díaz, Tippi Hedren, Morgan Freeman, Michael Keaton, Geena Davis…

Ser ayudante de fotografía es muy interesante porque te permite conocer gente, viajar y tener experiencias que uno difícilmente podría vivir de otra manera. Pero también es una labor durísima y agotadora; se trabaja literalmente de sol a sol.

Después de tres años como ayudante, acabé agotada y sin fuerzas ni ganas de hacer fotos, así que vendí todo mi equipo y durante años no hice ni una sola fotografía.  El nacimiento de mi primer hijo hizo que recuperara la pasión por la fotografía. Cuando miro a mis niños siento la necesidad de parar el tiempo, congelar la imagen y capturar para siempre sus vivencias y emociones.

Con lo que más disfruto es haciendo reportajes de niños. Hay una ternura indefinible en los bebés que me conmueve de una manera que antes de ser madre nunca hubiera imaginado posible.

Mi estilo es fresco, natural, espontáneo y desenfadado. Con la cámara pretendo captar emociones y contar lo que está ocurriendo, por eso huyo de los posados rígidos que tanto incomodan a la gente. La cámara capta la esencia de la persona y su estado de ánimo y eso es lo que se verá reflejado en la fotografía final.

La fotografía me hace feliz y además tiene el poder de hacer felices a los demás: ¡¡¡no se puede pedir más!!!
¿Te animas a una sesión de fotos conmigo? Puedes escribirme justo aquí.

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